jueves, 26 de mayo de 2011

Los niños autistas tienen un mayor tamaño cerebral.

El tamaño del cerebro de los niños que presentan algún tipo de autismo es más grande que el de aquellos de su misma edad y que no tienen problemas de salud. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos en Estados Unidos y que da un “toque de aire fresco” a las investigaciones sobre esta enfermedad.

El estudio, publicado recientemente en la revista “Archives of General Psychiatry”, afirma que a los dos años de edad, los más pequeños que padecen autismo tienen hasta un 10 por ciento más grande el cerebro que los niños sanos de su misma edad. Según explican los expertos, este aumento cerebral continúa durante dos años más para después detenerse.

Los científicos creen que el crecimiento de este órgano está asociado al incremento de los pliegues cerebrales y que la causa de este mal, que afecta a cientos de miles de personas en todo el mundo, podría ser genética.

Para llevar a cabo este experimento, el equipo de la Universidad estadounidense de Carolina del Norte se valió de resonancias magnéticas para hacer escáneres con el objetivo de medir el tamaño del cerebro de 59 niños de dos años de edad y que sufrían de algún tipo de trastorno autista.

También se midió la capacidad cerebral de hasta 38 niños, de la misma edad, pero con la diferencia de que presentaban una buena salud. Esta medida, que sirvió para cotejar los datos obtenidos por los investigadores, se siguió repitiendo hasta que los pequeños alcanzasen los cuatro o cinco años, momento en el que el cerebro de los que padecían autismo dejaba de aumentar su tamaño.

Esta investigación ha demostrado que existe una relación entre los trastornos del espectro autista y el aumento del tamaño cerebral de los que los sufren. Para Joseph Piven, el autor principal del estudio publicado en la revista especializada en psiquiatría, los resultados dan una nueva perspectiva a las investigaciones de este tipo, ya que sugiere un enfoque más centrado en el estudio de los genes vinculados con la proliferación de neuronas en el temprano periodo posnatal.

El equipo de Piven añade que conocer las causas de estas diferencias, entre niños enfermos y sanos, es fundamental para entender el origen de esta patología que afecta a todo lo relativo con la comunicación social del ser humano y la expresión de sentimientos y emociones.

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