Argentina:
El gran problema en el tratamiento del autismo es la falta de continuidad a la que se ven expuestas las personas que deben ser integradas socialmente en las distintas etapas de la vida y para las cuales no existen programas generales en ningún lugar del mundo, advirtió Theo Peeters, uno de los principales especialistas del mundo en esta materia.
Peeters, de visita en Argentina, dijo que "ningún país cuenta con una política integral y un programa acorde para estas personas que abarque las distintas etapas y se extienda a lo largo de la vida".
"Los niños con autismo luego son adolescentes y personas mayores y como el autismo no es una enfermedad sino un trastorno, deberán tener incentivos para cada etapa. Eso no sucede ni siquiera en los países más desarrollados, el gran problema es la falta de continuidad en los tratamientos", detalló.
En una entrevista concedida a Télam, el además fundador y director del centro para la formación de profesionales en autismo, de Amberes (Bélgica), destacó que "para empezar a tratar el trastorno primero hay que saber de qué se trata".
"Esto de por sí es complejo porque la definición engloba diferentes tipos de personas; por ejemplo, para incluir un niño autista en un aula además de saber los rasgos generales del autismo hay que conocer al individuo en particular", dijo.
Luego se tendrá que generar un "ambiente amigable" que se hará de distintas maneras, como por ejemplo "utilizar siempre un mismo espacio para los mismos trabajos a fin de que el niño sepa con anticipación, y visualmente qué se le va a pedir", añadió.
Estas variables se ajustan tanto para la inclusión de chicos en escuelas comunes como en escuelas especiales.
"Además de la participación de una maestra integradora (que adapte el entorno a las necesidades del niño en escuelas comunes) los docentes deberán adaptar las currículas y mantener reuniones con los equipos terapéuticos (psicólogos, psicopedagogos, terapistas ocupacionales, etc) que participen del tratamiento del niño fuera de la institución escolar", agregó el especialista.
Para Peeters, la "inclusión es muy importante pero la protección es fundamental" y eso se alcanzará sólo con "voluntad y aceptación de que el autista no está enfermo sino que nació así y tiene un cerebro que funciona en forma diferente al de las personas convencionales".
Además de entender el autismo (Teoría) y de generar un ambiente amigable, se debe tener en cuenta que el tiempo es otro factor esencial.
"Hay que dar previsibilidad en el tiempo con imágenes de lo que se le va a pedir, o con palabras escritas, depende del grado intelectual de la persona con autismo a tratar", explicó Peeters, tras recordar que "el mundo social es muy difícil, por eso estamos obligados a hacer esfuerzos para disminuir el nivel de complejidad".
"Para la inclusión de estas personas debemos hacer evaluaciones, desarrollar proyectos individuales, y utilizar métodos adaptados al autismo, sin descuidar la participación de los padres", agregó.
El especialista sostuvo que, luego, cuando el niño crezca necesitará otros ámbitos como "una secundaria, un nivel terciario acorde, una especialización laboral, un trabajo".
"Insisto, no se trata de una enfermedad sino de un trastorno que tienen las personas en diferentes grados y es necesario que se integren en la sociedad", dijo.
Por eso, Peeters pidió "compromisos políticos en todas las naciones donde haya posibilidades de un programa en casa, una enseñanza, y luego un trabajo ya que la expectativa es que la persona continúe tratando su ´trastorno´ hasta la muerte, sin que eso signifique relegar su vida en el camino".
Peeters arribó a la Argentina para dar una conferencia sobre autismo y la importancia de educar a los educadores para integrarlos en la sociedad, gracias a una iniciativa de la Fundación San Martín de Porres inaugurada recientemente en la Capital Federal, y donde se desempeñarán algunos de los profesionales del instituto del mismo nombre que funciona en la localidad de Isidro Casanova.
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