miércoles, 19 de enero de 2011

Estudio asocia el intervalo entre bebés con el riesgo de autismo.

Un nuevo estudio sugiere que los niños que nacen uno o dos años después del hermano mayor serían más propensos a desarrollar autismo que aquellos con mayor diferencia de edad.

En un grupo de segundos hermanos cuyas madres habían quedado embarazadas antes del año después de tener a su primer hijo, a 7,5 de cada 1.000 se les diagnosticó autismo.

Cuando las madres habían quedado embarazadas tres años o más después de tener a su primer hijo, el diagnóstico lo recibieron 2,5 de cada 1.000 de los hermanos menores.

Los autores del estudio publicado en la revista Pediatrics ignoran si los hermanos menores de pares con poca diferencia de edad son realmente más propensos a desarrollar autismo.

Podría ser que los padres reconozcan más fácilmente las señales de alarma del trastorno cuando ya vieron a otro niño pasar por las etapas del desarrollo.

"No existe una explicación posible, como es la de la existencia de un factor biológico", como los niveles de nutrientes maternos o el estrés, para el aumento del riesgo de desarrollar autismo en el segundo hijo con poca diferencia de edad con el hermano mayor, dijo Keely Cheslack-Postava, de la Columbia University.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, menos del 1 por ciento de los niños de Estados Unidos tienen autismo.

El equipo de Cheslack-Postava utilizó los registros de nacimiento de California para identificar pares de hermanos nacidos entre 1992 y el 2002. Al combinar esos datos con los diagnósticos de autismo notificados al Departamento de Servicios del Desarrollo de California, los autores pudieron conocer en qué pares de hermanos había uno, dos o ninguno con autismo.

De más de 600.000 pares de hermanos, en los que el hermano mayor no tenía autismo, unos 3.000 hermanos menores tenían diagnóstico del trastorno.

Tras considerar ciertas características que modificarían el riesgo de autismo, como la edad y la etnia de la madre o el sexo y el año de nacimiento de los niños, la diferencia de edad y la tasa de autismo se mantuvieron.

El estudio no prueba que reducir el intervalo entre hijos cause autismo en el segundo hijo. Cheslack-Postava dijo que hay muchas formas de explicar la relación, pero que "no puede especular cuál es la más adecuada".

Una de esas explicaciones es que las mujeres que quedan embarazadas rápido después del nacimiento de su primer hijo tienen bajos niveles de ciertos nutrientes, como hierro y folato, o que sus cuerpos siguen bajo el estrés del primer embarazo, lo que afecta el desarrollo del segundo bebé.

Los próximos estudios deberán analizar con más detalle ciertos factores que podrían explicar la relación entre el intervalo entre embarazos y el riesgo de desarrollar autismo, opinó Cheslack-Postava.

Por ahora, indicó, es muy pronto para darles consejos a los padres sobre cómo organizar sus familias si están tratando de minimizar la posibilidad de que un bebé tenga autismo.

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