miércoles, 10 de noviembre de 2010

Fernando, un autista fuera de serie.

El autismo le ha impuesto retos que ha logrado superar con la ayuda de su familia.

"Autismo e hiperactividad" fue el diagnóstico que los médicos le comunicaron a Ernestina Molano cuando llevó a su hijo Fernando Santos para ser examinado.

Ella pensaba que el niño no oía bien, porque cuando lo llamaba no le prestaba atención. Desde ese día, la consagrada madre se interesó en saber cómo ayudar a su hijo a desarrollar el potencial que tenía. Y lo ha hecho tan bien que su habilidad en lectura y escritura lo llevaron a representar a su colegio en el Concurso de Ortografía de la Dirección de Responsabilidad Social de la Casa Editorial EL TIEMPO.

"Cuando Fernando tenía 2 años y medio, lo vi leyendo la publicidad que salía en el periódico. Al principio pensé que lo hacía de memoria, pero luego mi esposo y yo confirmamos que él había aprendido a leer viendo programas de televisión como Plaza Sésamo", dice. Aunque el niño demostraba habilidades para estar escolarizado, Ernestina recuerda que era difícil mantener un cupo en una institución educativa porque era demasiado inquieto.

Finalmente logró permanecer en el Colegio Isabelita de Tejada, en Ciudad Bolívar, institución que cuenta con educación especial. En el 2002 Fernando ingresó a estudiar en el aula de apoyo y Ernestina se dedicó a ir todos los días al colegio para ayudarle en su aprendizaje hasta que el niño se adaptó.
Después fue promovido al aula regular. Actualmente, tiene 16 años y cursa grado séptimo. "Para mí es muy gratificante ver el progreso de Fernando. Él tiene una memoria visual extraordinaria", señala Myriam Palacios, coordinadora académica del colegio.

Fernando logró integrarse con sus compañeros y su rendimiento escolar es digno de destacar. "Mi meta es terminar bachillerato, estudiar en la universidad y no perder ninguna materia para ser profesional", cuenta con emoción.

"Tiene muy buena memoria, es muy bueno en ortografía y composición", explica Myriam López, su profesora de inglés y español, y quien lo seleccionó para participar en la prueba del CONCURSO DE ORTOGRAFÍA.

Sabor a triunfo:

Fernando compitió con los representantes de los otros grados de bachillerato de su colegio y ganó.
Él es zurdo y cuando pasaba al tablero apoyaba el marcador entre los dedos anular y corazón, y hacía la letra grande, repitiendo en voz alta lo que escribía.

"Una de las palabras con las que gané el Concurso fue 'vergel'; ese es el nombre de una estación de TransMilenio", dice el adolescente, haciendo uso de su facilidad para asociar las palabras con las imágenes. Cuenta que desarrolló hábitos de estudio.

Le gusta investigar en Internet y en libros. "Yo compruebo con el diccionario para evitar los errores ortográficos. Si escribo una palabra mal la pongo entre paréntesis", dice.

Los padres de Fernando ponen todo su empeño en que él y sus tres hermanos continúen estudiando. "Fernando es un chico que quiere salir adelante y se esfuerza. Desde niño tiene la idea de ser médico cirujano", destaca Ernestina.

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